Las uniones adhesivas, que conectan las membranas laterales de células epiteliales adyacentes, se ubican casi siempre cerca de la superficie apical, inmediatamente por debajo de las uniones estrechas. Un cinto circular de filamentos de actina y miosina que forman un complejo con las uniones adhesivas funciona como un cable de tensión que puede reforzar internamente la célula y controlar así su forma. Las células epiteliales y algunos otros tipos celulares, como las del músculo liso, también están fuertemente unidas por los desmosomas, puntos de contacto similares a botones denominados a veces desmosomas puntuales. Los hemidesmosomas, hallados principalmente en la superficie basal de las células epiteliales, anclan un epitelio a componentes de la matriz extracelular subyacente. Haces de filamentos intermedios, que corren paralelos a la superficie de actina, interconectan los desmosomas puntuales y los hemidesmosomas, impartiendo forma y rigidez a la célula. Los desmosomas y los hemidesmosomas también transmiten fuerzas de fricción desde una región de una capa celular hasta el epitelio en su totalidad y proporcionan fuerza y rigidez a toda la capa de células epiteliales. Estas uniones son muy importantes para mantener la integridad de la superficie epitelial. Por ejemplo, las mutaciones que interfieren en los anclajes de la piel mediante hemidesmosomas pueden producir ampollas en las que el epitelio se desprende de su matriz basal y el líquido extracelular se acumula en la superficie basolateral, con distinción cutánea en forma de globo (Lodish, 2005).
Bibliografía.
- Lodish, H. Berk, A. Biología celular y molecular. 2005. Ed. Médica Panamericana. 5ta. edición. Argentina. pp. 203.
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